La poesía es dolor y si quieres ser poeta debes acostumbrarte a sus cuchillos… También es pasión, de esa de caricias inventadas, imposibles, quiméricas pero necesarias… A veces es una cómplice inigualable a la hora de ganar el sol, mientras paralelamente te sumerge en la profundidades de la existencia, otras veces en cambio, te dibuja alas con versos livianos solo para abrazar la tierra y al destino incierto.
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