lunes, 16 de junio de 2025

Dia del padre

Fue durante uno de esos actos cívicos del colegio. Recuerdo cómo mis amigos corrían con cartas, abrazos y dibujos torcidos. Yo, en cambio, me quedaba quieto, como quien mira una película muda: sin entender del todo los gestos, pero sabiendo que algo importante estaba pasando. Claro, era el día del padre.

Pero entonces llegaste tú, y contigo, el vértigo de un reto al que le aposté huesos y sangre: aprender a ser algo que nunca vi.

Qué ironía más dulce la de la vida: me volví padre sin haber tenido uno. Y aun así, quien mejor me enseña a serlo eres tú.

Hoy, pienso en todos los hombres que, como yo, crecieron con un vacío donde debía ir un ejemplo. Y aun así eligieron llenarlo con sueños, con gentileza, con coraje.

Aquellos que no repiten la historia, sino que se atreven a escribir una nueva.

Aquellos que están aprendiendo a amar, aunque no les hayan enseñado cómo.

Ser padre no me curó del todo, pero me dio algo más poderoso: la posibilidad de sanar contigo.

Y por eso, mi niño, por tu mirada, por tus pasos, y por tu risa escandalosa que espanta mis miedos, gracias.

Gracias por darme el título más difícil, y más valioso, que he tenido: el de papá.